Se dice cuando te pones a pensar a lo bestia, dándole mil vueltas a algo hasta que te duele la cabeza. Vamos, como “devanarse los sesos” pero en plan más de calle. Se usa mucho para problemas, tareas, exámenes o para acordarte de algo que tienes en la punta de la lengua. Y sí, agota.
"Me rompí el coco toda la tarde con el trabajo de la uni y al final era una tontería, pero ya me había quemado la cabeza."