En Moquegua se le dice serrucho a la persona que se complica sola, que busca la forma más enredada y rebuscada de hacer algo cuando hay una opción fácil ahí mismo mirándolo. Es ese pata que arma todo un drama para una cosa sencilla, y la verdad es que a veces da risa verlo sufrir por gusto.
"Ya pues, no seas serrucho, agarra el mototaxi nomás y llegamos al toque al mercado en vez de subirte toda esa cuesta como si fueras peregrino."
En Colombia se le dice serrucho a la persona que se mete en una relación ajena para quitarle la pareja a alguien. Es el que va serrando poco a poco hasta que la relación se rompe y entra él o ella a ocupar el puesto. Es medio tóxico el asunto, pero la palabra tiene su gracia y se usa un montón.
"Parce, pilas con Andrés, ese man anda muy de serrucho con tu novia, todo el día escribiéndole y haciéndose el mejor amigo."
En la Araucanía se le dice serrucho a ese amigo que se mete en medio cuando te gusta alguien y termina quedándose con la persona o arruinando tus chances. Es como el clásico pastel que te serrucha el piso sin pudor. Es medio traicionero, pero igual todos tenemos uno en el grupo, aunque nadie lo admite.
"Hermano, dile al Pancho que pare de ser serrucho, ya me bajó a dos pololas este mes y ahora anda coqueteándole a la chiquilla que conocí en la fonda del barrio."
En Bolivia se le dice serrucho a la persona que se mete en una relación ajena para serrar la pareja y quedarse con alguien, casi siempre con toda la mala leche del mundo. Es el clásico que aparece de la nada, se hace el amigo, tira onda y termina generando quilombo. Básicamente, es el rompehogares profesional, aunque a veces ni le da para tanto.
"No seas serrucho, hermano, deja de whatsappear a la flaca de tu cuate, que luego se arma el chisme en todo el barrio y te van a querer linchar en la cancha."