En Andalucía se usa tarifar como calcular o echar cuentas de lo que te vas a gastar, sobre todo en fiestas, ferias o tapeos largos. Es como hacer números mentales antes de que la cartera se quede tiesa. Tiene su punto de arte, porque el que tarifa bien disfruta a tope sin acabar pidiendo dinero prestado al colega de turno.

"Quillo, esta noche hay feria, rebujito, cacharritos y luego churros, así que voy a tarifar bien porque como me venga arriba me veo a final de mes comiendo pan con aceite ná más."

En Tierra del Fuego se usa para hablar de cuando te cebas comprando cosas que no necesitás, solo porque están baratas o en promo. Es como decir que te dejaste llevar por la oferta y quemaste plata al pedo. A veces da culpa, pero también tiene su gustito, sobre todo si el descuentazo estaba bueno.

"Boludo, salí a comprar pan y terminé tarifando mal, volví con una campera térmica, dos pares de medias de esquí y un termo gigante que ni entro en la mochila."

En Antioquia se usa para hablar de alguien que está calculando precios, haciendo cuentas mentales o poniéndole valor a todo como si fuera comerciante de plaza. Puede ser cuando uno está regateando, mirando si le alcanza la plata o echando números todo el día. Y sí, a veces uno tarifa tanto que al final ni compra nada.

"Parce, llevamos dos horas en el centro y vos solo tarifando esas tenis, dejá la bobada y cómprelas que ya va a cerrar el almacén."

En Galicia, tarifar es liarse a discutir en plan buen rollo sobre quién paga la cuenta después de unas tapas o unos viños. Es ese pique sano de yo invito, ti non, que al final casi da para otra ronda más. Una costumbre tan sagrada como el pulpo á feira y casi igual de peligrosa para el bolsillo.

"Fomos de tapas a la zona vella y acabamos todos medio contentos, tarifando na barra a ver quen pagaba as cuncas de Ribeiro e as racións de polbo."

En Cojedes se usa para hablar de esa gente que le pone precio a todo al vuelo, como si tuviera una calculadora pegada al cerebro. Estás hablando tranquilo y ya te están diciendo cuánto vale cada cosa. Es muy de vendedor criollo que no pierde chance de hacer negocio, y la verdad es que hace gracia verlo en acción.

"Estábamos echando cuento de los mangos del compadre y ya José estaba tarifando cada mata, cada tobo y hasta la cosecha del año que viene, como si fuera dueño del mercado entero."

En El Salvador se usa para hablar de andar buscando la opción más barata posible, ya sea para comprar algo, comer o resolver un problema sin gastar mucho. A veces implica ser medio mañoso, meter cuento o aprovechar ofertas al máximo. No siempre es mala onda, pero sí es ir por la vida con el modo ahorro activado a tope.

"Mirá, si vamos a la playa sin mucha pisto, dejame a mí que yo tarifo el bus, el rancho y hasta las pupusas, y todavía nos alcanza pa' unas chelas bien frías."

¿Te gusta nuestro diccionario?

Además de rebuscar expresiones cañoneras, también contamos chistesitos.

Échale un ojo, si no te ríes en 10 segundos, te hacemos un descuento.

Tu cesta: 0,00 € (0 productos)
Imagen del producto

Tu Carrito de Magia

Tu carrito está vacío. ¡Adopta un Magikito!