En Bolívar se usa timbriado para hablar de alguien que no se calla ni debajo del agua, que repite el mismo tema una y otra vez hasta cansar a todo el mundo. Es como tener una campanita sonando en la oreja sin parar. No siempre es con mala intención, pero igual provoca decirle que baje el volumen.
"Verga, chama, ese profe sí tiene el timbriado prendido, habló dos horas del mismo chisme y ni cuenta se dio que todos estábamos pegados al teléfono."