En Ecuador se usa para decir que algo pasará pronto, pero ese pronto es bastante relativo. Puede ser en cinco minutos, en un par de horas o incluso mañana, según quién lo diga y el nivel de pachorra. Es como una promesa elástica en el tiempo, y hay que admitir que a veces desespera pero también tiene su encanto.
"Ñaño, ¿ya vas a salir o qué? Tranquilo, ya mismo caigo, es que mi mamá recién me mandó a comprar el pan y todavía ni encuentro las chanclas."