Se dice cuando alguien hace algo a la mala, con pura fuerza y cero fineza, como si la solución a todo fuera pegarle martillazos. Vale para arreglos, peleas o cualquier plan improvisado que termina en desastre. En Biobío suena bien de taller y de patio. Y sí, suele venir con daño colateral.
"El Nico se puso a martillazo limpio con la puerta porque no abría y ahora quedó chueca, sin manilla y con el vecino reclamando por el ruido."