En el sur de Chile se usa autorizarse para cuando alguien se suelta después de unos copetes y se pone a tono con la fiesta. Es ese momento en que el tímido del grupo se anima, pierde la vergüenza y empieza a bailar, cantar o hacer locuras. Básicamente, cuando el carrete ya le pegó fuerte, y hay que admitir que es divertido verlo.
"Oye, el Nico llegó más fome que noticia vieja, pero se autorizó con dos piscolas y ahora está bailando arriba del sillón cantando reggaetón a todo pulmón"