En Bogotá, camellar es trabajar, currar duro, estar en la lucha. Se usa para hablar del día a día, del empleo o de cualquier pega que te toque hacer, casi siempre con tono de cansancio o resignación. Viene de camello, como si cargaras peso todo el día. Y sí, suena a que no te queda de otra.
"Parce, hoy no me da ni pa' respirar: me tocó camellar desde temprano y mañana otra vez, así que la rumba se las debo."
Verbo muy usado en Cúcuta y en general en el Norte de Santander para hablar de trabajar duro, echarle ganas y aguantar jornada pesada, como camello cargando bultos bajo el sol. Puede ser trabajo formal o rebusque en la calle, pero siempre con la idea de esfuerzo fuerte. Y sí, solo de oírlo ya dan ganas de pedir aumento.
"Parce, llevo toda la semana camellando en el centro y ni así me alcanza pa' pagar el arriendo y las polas del finde."
Usado para decir que uno tiene que currar a tope, como un camello, sin parar ni descansar mucho.
"Amigo, hoy fue un día pesado en el mercado. Estuve camellando desde la madrugada hasta que ya no tenía fuerzas."
En Colombia se usa camellar para hablar de trabajar duro, casi siempre con cansancio encima y pocas ganas, pero tocado por la realidad. Es como decir que toca darle al trabajo sin parar, aguantando sueño, calor, jefes intensos y todo el paquete. Suena más callejero que decir trabajar, y la verdad es que tiene bastante más sabor.
"Parce, este fin de semana no hay rumba ni nada, me toca camellar desde las seis de la mañana hasta que el jefe se aburra de explotarme."
En Antioquia camellar es trabajar duro, guerrearla sin descanso y echarle toda la energía al oficio, así el sueldo no alcance ni para las empanadas. Se usa para cualquier trabajo, desde oficina hasta rebusque en la calle, y suena más bacano que decir simplemente trabajar. Y hay que admitir que la palabra tiene su propio flow paisa.
"Parce, llevo toda la semana camellando como burro y ni así me alcanza pa' invitarte a una bandeja paisa con guaro incluido."
En Ecuador camellar es currar duro, meterle horas al trabajo o a cualquier actividad que exige esfuerzo constante. Viene del habla colombiana y se ha pegado bastante por la cercanía y el intercambio diario. Es como decir que estás dándole sin descanso, a veces con queja, a veces con orgullo, pero siempre sudando la gota gorda.
"Ñaño, desde que nació la guagua no paro de camellar, ya ni sé qué es dormir ocho horas seguidas, pero toca seguir dándole para llegar a fin de mes."
En Nariño, los jóvenes saben que no se trata de cuidar camellos; 'camellar' es currar duro en cualquier chamba.
"No puedo salir hoy, loco, me toca camellar hasta tarde para pagar las polas del finde."
En el Cauca camellar es trabajar duro, meterle toda la energía y aguantar jornada larga sin quejarse mucho. Es como ser un camello cargando de todo, pero con flow. También se usa para cuando alguien se esfuerza un montón por cuadrar un plan, levantar un negocio o conquistar a alguien. Y hay que admitir que suena más chévere que decir simplemente trabajar.
"Mijo, si quiere tener el billete pa'l weekend y sacar adelante ese negocio, le toca camellar duro desde que amanece hasta que la luna ya esté bostezando."
En Bogotá se usa para hablar de trabajar duro, de darle sin parar, como si uno fuera un camello cargando cosas todo el día. Puede ser un trabajo formal o un rebusque, pero siempre con la idea de esfuerzo y cansancio. Es de esas palabras que suenan a sudor, pero también a orgullo de ganarse la vida a pulso.
"Parce, deje de joder que esta semana me tocó camellar hasta el domingo porque ando más pelado que rodilla de chontaduro."
En Cundinamarca se usa para hablar de trabajar duro, casi siempre más de lo que uno quisiera y por menos plata de la que debería. Es como decir que le estás metiendo la ficha al trabajo, juicioso pero medio explotado. Suena muy de calle y muy de oficina al mismo tiempo, y hay que admitir que tiene su gracia.
"Parce, desde que me puse a camellar en esa empresa ni festivos, ni puentes, ni nada, vivo más en la oficina que en mi propia casa."
En el llano decir que alguien anda camellando es que está trabajando durísimo, echando hombro sin parar para rebuscarse. No es un trabajo fino de oficina, es más bien sudar la gota gorda para sacar la plata del día. Suena a esfuerzo, a cansancio y también a orgullo de estar guerreándosela.
"Parce, ando tan llevado que me toca camellar full hasta los fines, bajo ese sol llanero verraco, solo para medio tapar las deudas y no quedar mal con nadie."
En Venezuela se usa para hablar de trabajar duro, echarle pichón y rebuscarse como sea para sacar la plata. No es solo tener un empleo formal, también aplica para cualquier chamba extra, medio turbia o no, con tal de generar real. Es de esas palabras que suenan a sudor, solazo y ganas de no quedarse pelando.
"Marico, si queremos ir pa' la rumba en Margarita hay que camellar duro toda la semana, porque con estos sueldos no nos alcanza ni pa' las empanadas de la esquina."
Currar o trabajar duro, como si tu jefe fuera más exigente que una telenovela ecuatoriana.
"¡Pana, ayer me tocó camellar hasta las 11 de la noche! Parecía que estábamos construyendo el puente de San Francisco."
En la costa Caribe colombiana, camellar es trabajar duro, rebuscársela y meterle ganas al oficio, ya sea en la calle, en la oficina o vendiendo empanadas en la esquina. Es currar con berraquera, pero sin perder el vacile, el chiste y la buena vibra costeña. Suena a sudor, sol, mar y a no rajarse, aunque uno viva mamado.
"Parce, hoy sí toca camellar duro, que ando más pelado que bollo sin queso, pero esta noche nos vamos pa' la playa a tirar cuento y olvidar el cansancio con una fría bien sudada"
En el Quindío se usa camellar para decir que alguien está trabajando duro, metiéndole toda la energía al oficio. Es como currar sin parar, ya sea en el cafetal, en la tienda o frente al computador. Suena a esfuerzo constante y a rebusque diario, y hay que admitir que la palabra tiene su sabrosura paisa.
"Parce, hoy me tocó camellar desde las cinco de la mañana en el cafetal y todavía no he parado ni pa' un tintico."
En Risaralda y en buena parte de Colombia, camellar es trabajar duro, juicioso y sin quejarse mucho, como quien le mete la ficha al día a día. No es solo partirse el lomo, también implica rebusque, constancia y algo de buena vibra. Suena más a parche de barrio que a oficina con corbata, y por eso tiene su encanto.
"Parce, desde que empezó el semestre ando camellando durísimo para pagar los libros, el arriendo y todavía que me alcance pa unas polas bien frías el finde."
En Colombia, camellar es currar duro, echarle ganas al trabajo para poder pagar las cuentas y no morirse de hambre. Puede ser en oficina, en la calle o en lo que salga, pero la idea es rebuscarse. Suena más calle que decir trabajar, y hay que admitir que tiene bastante saborcito barrial.
"Parce, llevo toda la semana camellando como loco y ni así me alcanza pa' la renta, pero igual el viernes me tiro la vida en pola con los panas."
En Colombia, camellar es trabajar, currar, echarle horas. En el Valle del Cauca se oye un montón y vale tanto para un trabajo formal como para cualquier vuelta que te toque hacer para resolver. No es glamuroso, pero es real: cuando te toca, te toca. Y sí, suena bien más sabroso que decir trabajar.
"No puedo caer hoy, parcero: estoy camellando desde temprano y todavía me falta cerrar lo del arriendo. Mañana sí nos vemos pa' unas polas."
Trabajar duro, especialmente en tareas que requieren mucho esfuerzo físico o mental.
"Ayer camellé tanto con esa entrega que ni me di cuenta de que hubo fiesta en casa del Gato."
Significa trabajar duro o estar todo el día dándole al curro, como si fueras un camello en el desierto.
"Hermano, esta semana he camellado tanto que me siento como un camello sin agua en pleno Quito."
En Colombia camellar es currar duro, meterle ganas al trabajo o al estudio, casi siempre con la idea de rebusque y de no aflojar. No es solo trabajar y ya, es guerrearla para conseguir la plata o sacar algo adelante. Suena informal, muy de la calle, y la verdad es que describe perfecto la vida del colombiano promedio.
"Parce, si queremos ir al concierto en Medellín toca camellar todo el mes, porque esas boletas están más caras que el almuerzo donde la tía"
En el sur de Colombia se usa para decir trabajar, normalmente un montón y sin parar. Es como “currar” pero con sabor bien colombiano, y casi siempre suena a que te tocó duro, con estrés y poco descanso. Viene de la idea del camello cargando peso, así que ya te imaginas el panorama.
"Parce, esta semana me tocó camellar durísimo pa’ cuadrar el arriendo y las deudas, y el domingo solo alcancé a dormir un ratico y ya."
Verbo coloquial para decir que te toca trabajar duro, pegarte una buena matada o currar sin parar. Viene de la idea del camello aguantando en el desierto, así que suena a esfuerzo y a jornada pesada. Se usa mucho cuando estás full chamba y no te queda de otra que darle.
"Ñaño, hoy no hay farra: me toca camellar desde temprano porque el jefe quiere todo listo y si no, me cae la bronca."