Camellar
En Bogotá, camellar es trabajar, currar duro, estar en la lucha. Se usa para hablar del día a día, del empleo o de cualquier pega que te toque hacer, casi siempre con tono de cansancio o resignación. Viene de camello, como si cargaras peso todo el día. Y sí, suena a que no te queda de otra.
"Parce, hoy no me da ni pa' respirar: me tocó camellar desde temprano y mañana otra vez, así que la rumba se las debo."
Estar pispo
Se dice cuando alguien está bien despierto y avispado, con los ojos abiertos a todo. Puede ser porque está pendiente del chisme, porque no se deja meter los dedos a la boca o porque anda rápido para aprovechar cualquier oportunidad. En Bogotá suena muy de calle, como de no dar papaya. Y sí, tiene su gracia.
"Parce, esté pispo con ese man del TransMilenio, que anda ofreciendo “audífonos originales” y después se pierde. Yo ya lo vi y no voy a dar papaya."
Parchar
En Bogotá se usa para decir que vas a pasar el rato, quedarte tranqui o juntarte con la gente sin planazo obligatorio. Puede ser en la casa, en el parque o donde sea, la idea es relajarse y vacilar suave. Si alguien te dice vamos a parchar, básicamente te está invitando a no hacer nada, pero en combo.
"Este finde parchamos en la casa, pedimos algo pa’ picar y nos quedamos con los parceros viendo pelis hasta que nos dé sueño."
Echar chisme
Se dice cuando te pones a chismear con alguien, o sea, a hablar de la vida ajena, comentar el último cuento y pasar el rato con el chisme bien servido. Puede ser inocente o medio venenoso, depende del parche. En Bogotá suele ir con tintico y risas, y a veces con un ay nooo, ¿en serio?
"Uy, este frío bogotano está perfecto pa’ un tintico y sentarnos a echar chisme un ratico, que tengo un cuento del trabajo que te vas a morir."
gaviotear
Verbo bien rolo para cuando alguien se la pasa dando vueltas por ahí sin un plan claro, merodeando, mirando vitrinas, cayendo a un lado y a otro, como gaviota buscando qué picar. Puede sonar a perder el tiempo o a andar de curioso. No es grave, pero si te lo dicen, es que ya te pillaron en la vagancia.
"Deje de gaviotear por Chapinero, parce, que lleva tres horas dando vueltas y ni compró nada. Caiga a la casa y se pone juicioso con ese trabajo, ¿sí o qué?"
llave
En Bogotá, llave es una forma bien cercana de decirle a un amigo, como parcero, socio o compadre. Se usa para saludar, pedir un favor o meter confianza sin sonar intenso. Es de esas palabras que te ponen en modo parche al instante. Si te dicen llave, ya eres de la vuelta.
"Oiga, llave, caiga al plan de este finde, que ya armamos parche y falta usted pa' que no quede tan muerto."
Estar en las mismas
Se dice cuando sigues igual que antes, sin avances ni cambios, normalmente con el mismo lío encima. Vale para problemas, discusiones o situaciones repetidas que no se resuelven nunca. Es como dar vueltas en círculo y terminar en el mismo punto, con la misma cara de cansancio. Muy útil para quejarse sin tanto cuento.
"Le prometieron a Laura que hoy sí le pagaban, pero nada. Sigue en las mismas, sin un peso y con el jefe haciéndose el loco mientras se toma un tinto."
Le llegó el invierno
Dicho bogotano para soltar, con humor, que a alguien ya le están pegando los años. Se usa cuando empiezan a salir canas, arrugas o ese aire de señor o señora que antes no tenía. Es como decir que le cayó la helada encima y se le puso el pelo plateado. Suena burlón, pero cariñoso.
"No joda, parcero, a Julián ya le llegó el invierno: ayer se peinó y le brillaron las canas como si fueran escarcha, qué pecado."
Cuarto embolatado
En Bogotá se dice cuando un cuarto está hecho un caos, con todo regado y sin orden, como si alguien hubiera tirado la ropa, los cuadernos y hasta los cables al azar. Viene de embolatar, que es perder o dejar algo por ahí. Ideal para describir la pieza del hermano desjuiciado.
"Me metí al cuarto embolatado de mi hermano y me tocó abrirme paso entre medias, cajas y platos, porque ni se veía el piso, ¿qué es ese mierdero?"
Hacer conejo
En Bogotá se usa para hablar de irse de un lugar sin que nadie se dé cuenta, desaparecerse a lo ninja para evitar un problema, una tarea o simplemente porque ya no se quiere estar ahí. Es como aplicar la técnica fantasma y dejar a todo el mundo mirando para otro lado. Y sí, cuando sale bien, da bastante risa.
"Parce, cuando empezaron a repartir escobas para limpiar el salón, yo ya había hecho conejo y estaba en la casa en pijama viendo series."
Dejar el cabo
En Bogotá se usa para cuando alguien suelta un tema y lo deja tirado, como abandonar una discusión, un plan o una tarea por pura pereza o porque ya no quiere pelear más. Es como decir que cortas la cuerda y chao problema, aunque quede todo sin resolver. Y hay que admitir que a veces es bien conveniente.
"Mi mamá empezó a regañarme por llegar tarde, pero vio la novela, se embaló con la trama y dejó el cabo, ni me terminó de echar el sermón."
Jartera
En Bogotá se usa para decir que algo da una pereza tremenda, que es aburridísimo o directamente un fastidio. Puede ser un plan, una clase, una fila eterna o una persona que no suelta el tema. Es muy rolo y suena perfecto para quejarse sin armar drama, pero dejando claro que qué mamera.
"Parce, esa reunión fue una jartera brava, dos horas hablando de lo mismo y yo ahí, mirando el techo y pensando en el corrientazo."
Tablerito
En Bogotá se le dice tablerito a la persona súper recta, cuadriculada y medio tiesa, de las que quieren que todo sea “como toca” y se estresan si alguien se sale del libreto. Puede sonar a regaño cariñoso o a pulla, porque también implica que es aburridito y corta el parche sin querer.
"No inviten al Mono a la fiesta, ese man es re tablerito y apenas ve una pola en la sala ya está diciendo que eso “no se hace”, qué pereza."
Surgido
En Bogotá se le dice así al man que aparece de la nada en una fiesta, parche o reunión, sin que nadie lo haya invitado. Llega como si fuera del combo de toda la vida, se sirve, saluda y hasta pide trago. Es el típico colado que cae “porque sí” y se queda pegado toda la noche.
"Parce, ¿y ese man quién es? Nadie lo invitó y ya va por la segunda pola. Qué surgido, se metió al parche como Pedro por su casa."
Sembrar cizaña
Se dice de quien se dedica a meter chismes, malentendidos o mala vibra para que la gente se pelee o se desconfíe. Vamos, el que llega tranquilo y en vez de aportar, riega veneno y deja el ambiente pesado. Es una expresión bastante común y suena más fina que decir directamente que alguien es un chismoso profesional.
"Ese man llegó al parche dizque a saludar y terminó sembrando cizaña: le contó a Laura lo de Juan, y ahora todos están con cara de culo y nadie se habla."
La jeta
Manera bien coloquial de decir la cara, normalmente con un toque burlón o medio despectivo. Se usa mucho para hablar de la expresión que alguien trae puesta, sobre todo si está bravo, amargado o haciendo mala cara. También vale para soltar un regaño tipo “quite esa jeta”. No es finísima, pero es súper común.
"Uy no, quite esa jeta, parce, que parece que le debieran plata. Venga, tómese un tintico y deje el drama."
Lucas
En Bogotá y en buena parte de Colombia, lucas es una forma muy común de decir plata. Suele usarse para hablar de montos pequeños o para tirar una cifra rápida sin ponerse fino con pesos. Es de esas palabras que salen solas cuando estás corto o haciendo cuentas de bolsillo.
"Parce, ando embalado, ¿me presta unas lucas pa'l tintico y le pago mañana sin falta?"
¡Estoy mechudo(a)!
En Bogotá se usa para decir que tienes un hambre brava, de esas que te suena la tripa y ya estás viendo arepas en 4K. Es como estar muerto de hambre, pero con sabor rolo. No va de peinados ni de tener el pelo alborotado, va de que necesitas comida ya o te pones de mal genio.
"Parce, ya estuvo bueno de rumba, ¿sí o qué? Estoy mechudo, me como una salchipapa y de postre lo que sea que vendan en la esquina."
Echar hielo
En Bogotá se dice echar hielo cuando alguien te baja la emoción de golpe, como si te enfriara el parche. Es cortar el entusiasmo, ponerle freno a la alegría o aterrizarte con un comentario medio aguafiestas. No es que te odien, pero sí te dejan en modo frío. Y duele un poquito, la verdad.
"Yo todo emocionado contando que me ascendieron y mi tía va y me echa hielo: bueno, pero ahora sí le toca trabajar el doble, ¿no?"
Está muy lámpara
En Bogotá se dice cuando algo huele raro, se ve sospechoso o no cuadra ni a palo. Sirve para personas, planes o situaciones que parecen trampa, estafa o pura maña. Es como decir que eso está turbio y mejor no meterse. Si te da mala espina, probablemente está muy lámpara.
"Ese man me pidió la plata por adelantado, dijo que volvía en cinco y se perdió. No joda, eso está muy lámpara, mejor abrimos del parche."
Armar el riegue
En Bogotá se dice cuando alguien riega un chisme o un secreto y lo suelta a los cuatro vientos, sin discreción ninguna. Es como convertir algo privado en noticia de barrio en cinco minutos. Se usa mucho para regañar al que no sabe guardar nada o para burlarse del que deja el bochinche prendido.
"Parce, ¿cómo así que le contaste a medio mundo? Dejaste todo regado y ahora armaron el riegue en la oficina, ya hasta el celador sabe."