Se usa cuando alguien está pálido del susto, de los nervios o de la vergüenza, como si se le hubiera ido toda la sangre de la cara. La idea es que un diablo en misa estaría más asustado que nadie, así que se pondría blanco de puro terror. Es una expresión bien arequipeña y, la verdad, bastante gráfica.
"Cuando el profe dijo que iba a revisar cuadernos sorpresa, el Juanca se puso blanco como diablo en misa, parecía que acababa de ver al cobrador del banco entrando al salón"