En Cuba, el cachumbambé es el subibaja del parque, el de dos asientos que uno sube y el otro baja. Por extensión se usa para hablar de alguien o algo que va a bandazos, con cambios de humor o decisiones que hoy son una cosa y mañana la contraria. Vamos, pura inestabilidad con sabor caribeño.
"Asere, mi jefe es un cachumbambé: ayer me subió el sueldo y hoy dice que no hay presupuesto. Así no hay quien se organice, compay."
En Cauca se usa para decir que algo está todo inestable, a punto de irse al piso, como tambaleando. Viene de la idea del sube y baja o columpio que se mueve raro y da poca confianza. Sirve tanto para cosas físicas como para situaciones que se sienten frágiles. Y la verdad, suena tan sabroso que provoca decirlo a cada rato.
"Parce, esa mesa de plástico está tan cachumbambé que como pongas otra pola se nos viene todo al piso y toca recoger con cucharita."