En Nuevo León, además de “silbar”, chiflar puede ser andar de payaso, hacerse el listo o meter relajo cuando la cosa va en serio. Es como no tomarte nada con tantita seriedad y querer llamar la atención. Ojo, porque suena a regaño directo y te lo sueltan cuando ya estás colmando la paciencia.
"Compadre, no andes chiflando en la junta, que el jefe ya te trae en la mira y al rato te saca a regaños delante de todos."
En Nuevo León chiflar es silbar, pero también se usa como reacción cuando algo te deja con la boca abierta, tipo un atardecer brutal o una jugada de gol que casi te tumba del sillón. Es como sacar el asombro en forma de silbido, muy regio el asunto y la neta bastante contagioso.
"Vato, viste el atardecer sobre el Cerro de la Silla, estaba tan mamalón que hasta el chofer del camión se paró tantito nomás para chiflar bien a gusto."
En Nicaragua chiflar es soltar un silbido fuerte para mostrar que algo no te gusta nada, como abuchear pero con aire a presión. Se usa mucho en partidos, conciertos o cuando alguien dice una burrada. Es una forma bien directa de decir que estás inconforme, y la verdad es que se siente bastante liberador.
"Cuando el cantante salió una hora tarde, la mara empezó a chiflar duro y a gritar que devolvieran la plata de las entradas"
En el Chaco, chiflar es manducarse todo lo que hay en la mesa con un hambre animal, sin dejar ni las migas. No tiene nada que ver con silbar, acá es comer como si no hubieras visto un plato en semanas. Es medio exagerado, pero cuando alguien chifla algo, desaparece más rápido que sueldo a fin de mes.
"Che, anoche viniste con un hambre de lobo y te chiflaste toda la pizza, las empanadas y hasta el postre, no dejaste ni una aceituna tirada en la fuente."