Se dice cuando alguien deja algo tan bien hecho que ya no hay nada que retocar, como si el trabajo quedara listo para celebrarlo. Vale para una pega impecable, para dejar todo ordenadito o para resolver algo a la primera sin sudar la gota gorda. Suena bien chileno y bien de casa, de esas frases que te tiran con orgullo.
"Oye, dejaste la parrilla impecable y la cocina ni una miga, compadre. Con razón tu vieja anda feliz, dejaste el pastel listo al tiro."