Dejar el pastel listo

Se dice cuando alguien deja algo tan bien hecho que ya no hay nada que retocar, como si el trabajo quedara listo para celebrarlo. Vale para una pega impecable, para dejar todo ordenadito o para resolver algo a la primera sin sudar la gota gorda. Suena bien chileno y bien de casa, de esas frases que te tiran con orgullo.

"Oye, dejaste la parrilla impecable y la cocina ni una miga, compadre. Con razón tu vieja anda feliz, dejaste el pastel listo al tiro."

Irse al chupo

Se dice cuando alguien se larga rápido de un sitio, casi escapando, para evitar un mal rato, un reto o que se arme el lío. Es como desaparecer antes de que te agarren de punto o te toque pagar el pato. Suena bien sureño y bien de arrancar sin dar explicaciones, a lo ninja.

"Apenas cachó que venía el dueño a cobrar la cuenta y nadie tenía ni uno, el compadre se fue al chupo altiro y nos dejó pagando el pato."

Manoelito

En Aysén le dicen Manoelito a ese auto viejo y medio destartalado que, por alguna razón misteriosa, sigue andando y salvándote el día. Es un apodo cariñoso para el cacharro fiel, aunque suene, bote y pida taller cada dos por tres. Casi una leyenda local con ruedas, y con personalidad propia.

"Ya, súbete no más, si el Manoelito puede con todo. Eso sí, si se pone mañoso en la cuesta, nos bajamos a empujar y era."

Andar a lo camión del hielero

Dicho bien sureño para tirarle la talla a alguien que va lentísimo, como esos camiones viejos del hielero que subían las cuestas a puro esfuerzo y con más paciencia que santo. Se usa cuando alguien camina, maneja o hace algo a paso de tortuga. No es insulto pesado, es más bien una cargada con cariño.

"Dale po, si vai a lo camión del hielero. A este ritmo llegamos cuando ya se acabó el asado y quedó puro pan pelado."

Cachar los punteros

Dicho bien chileno para cuando por fin te ubicas y entiendes cómo va la cosa. Es como agarrarle el hilo a una conversación, una pega o una situación donde estabas medio colgado. Se usa mucho cuando al principio no cachabas nada y de repente te hace clic. Suena simple, pero salva caleta.

"En la reunión hablaban puro en siglas y yo estaba pa' la corneta, pero me tomé un cafecito, caché los punteros y ya hasta opiné como si supiera."

Calentar la sopa

Se dice cuando alguien está dando vueltas, repitiendo lo mismo o alargando una decisión sin necesidad, haciéndote perder el tiempo. Es como pedirle que deje de marear la perdiz y vaya al grano. En Aysén suena bien casero, como de cocina, y se usa para cortar el show con humor.

"Ya po, deja de calentar la sopa y dime al tiro si vai a ir al asado, que tengo la parrilla lista y tú puro dando jugo."

Pichiruche

Se usa como apodo cariñoso para un niño chico, sobre todo cuando anda inquieto, haciendo travesuras o portándose medio mal, pero igual te da risa y no te sale retarlo en serio. Es como decir cabro chico o enano, pero con ternura y un toque de paciencia agotada.

"Oye, ese pichiruche se metió al gallinero, salió con una pluma en la oreja y todavía jura que no fue él, si es más pillo que la cresta."

Primo del viento

Expresión usada para referirse a alguien que aparece y desaparece tan rápido como la brisa patagónica; es esa persona que siempre anda en su propio viaje sin dejar rastro.

"Ahí va el Juanito, otro primo del viento... ¡lo ves ahora y en un segundo ya no está!"

Pegarse un secu

Se dice cuando te haces el loco y te escapas un rato de la pega, la clase o cualquier obligación sin avisar, como quien desaparece y vuelve como si nada. En Aysén se usa con ese toque de picardía sureña, rollo: me fui a dar una vuelta y nadie cachó. Ideal para planes improvisados.

"Hoy me pegué un secu en la pega y me fui al lago a tirar la caña, volví justo pa’ la lista y ni el jefe cachó."

Andar más agrio que limón de feria

Se dice de alguien que anda con un humor de perros, contestón y con cara de pocos amigos, como si todo le molestara. Es una comparación bien gráfica, porque el “limón de feria” es ácido a rabiar. Ideal para cuando alguien se levanta cruzado y va repartiendo mala onda sin pedir permiso.

"No le digai nada a Pedro hoy, anda más agrio que limón de feria y te va a responder pesado por cualquier tontera."

Echarse el agüita brava

Dicho bien chilote del sur para cuando alguien se pone perfume o colonia a lo bestia, como si fuera repelente de zancudos. Suele ser antes de salir, ir a un carrete, un asado o una cita, con la fe intacta de que el olor va a hacer magia. A veces se dice en talla, porque queda pasado a fragancia.

"Antes del carrete en la casa del Nico, el Tito se echó el agüita brava pa' ir a puro chamullar a la Marisol y quedó pasado a colonia."

Hacer la champa

En Aysén se dice cuando te pones a comer a lo bestia, sin culpa y con ganas, como si el hambre te estuviera corriendo una maratón. Es pegarse un atracón bien patagón, de esos que terminan con la guata feliz y uno medio echado pa’ atrás. Ideal después de una pega pesada o una caminata larga.

"Terminamos el trekking muertos y en el quincho nos mandamos a hacer la champa con cordero al palo, pan amasado y una chela bien helada."

Cantar la firme

Se dice cuando alguien suelta la verdad sin maquillaje, de frente y sin rodeos, aunque incomode. Es como decir hablar claro o decir las cosas como son, pero con ese tono de ya era hora. En Chile se usa harto en conversaciones tensas, cuando toca poner las cartas sobre la mesa.

"Ya po, compadre, canta la firme: ¿te gastaste la plata del asado en chelas o qué? Porque acá todos con hambre y tú haciéndote el leso."

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