En Cuba se dice cuando te pones a una cosa con tremenda energía y le metes candela sin parar, como si te dieran un empujón de vapor. Es trabajar o resolver a toda máquina, con ritmo y sin mucha queja. No es fino, pero es bien de la calle y se entiende al vuelo.
"Asere, me tomé dos buchitos de café y le eché un vapor al informe, lo dejé listo en nada y todavía me dio tiempo a bajar por un pan con croqueta."