En Colima se dice cuando algo te da un susto o un nervio tan fuerte que te quedas paralizado, como si el cuerpo se te enfriara de golpe. No es que baje la temperatura, es que el miedo te deja tieso y sin reacción. Muy típico para historias de fantasmas, ruidos raros o cuando te sacan un susto de la nada.
"Me contaron lo de la señora del pasillo y quedé bien helado, ni al baño fui. Me quedé pegado a la cama con el celular en la mano y la luz prendida."
En Nicaragua se usa para decir que estás nervioso, con ansiedad o con un susto metido en el cuerpo, como cuando algo te preocupa tanto que te quedás frío. Puede ser por un examen, un problema serio o una noticia que te tiene con el corazón en la boca. Y sí, la sensación es fea, pero la expresión tiene su gracia.
"Maje, estoy helado por la nota del examen de mate, donde salga jalado mi mamá me va a desbaratar el Play y hasta el WiFi me quita."
En Tucumán se dice estar helado cuando estás sin un mango, con la billetera tiritando y la cuenta bancaria pidiendo auxilio. Es como sentir el fresquito del desempleo o de la quiebra rondando la esquina. No es literal de tener frío, es de estar seco de guita, y la verdad es que duele bastante.
"Che, ¿vamos al cine este finde? Ni loco, estoy más helado que culo de pingüino, si no fuera por mi vieja ya estaría comiendo fideos pelados toda la semana."
En Jalisco se usa para decir que alguien se queda totalmente desconcertado, sorprendido o en shock por algo que no se esperaba para nada. Es como si el susto o la noticia le congelaran el cuerpo y la mente. No es solo tener frío, es quedarse tan impactado que hasta se te corta la respiración, y la neta sí suena dramático.
"Cuando le dije a Ramón que su suegra llegaba mañana a quedarse un mes, se quedó helado, nomás soltó el vaso de tejuino y se le borró la sonrisa bien machín."