Se usa para decir que alguien está bien borracho, que ya no coordina ni las ideas ni las piernas y anda con la cabeza como si le estuvieran dando martillazos. Es ese punto en el que habla raro, se ríe por todo y al día siguiente no se acuerda de nada. Y sí, el nombrecito le queda perfecto.
"Después de tantas chelas en la fiesta del barrio, el Cecilito está martillado, se tropieza con la silla, abraza al perro y jura que todavía puede manejar la moto"
En Risaralda se dice estar martillado cuando alguien está borracho a otro nivel, ya pasado de tragos y sin mucha coordinación. Es como si el guaro le hubiera dado en la cabeza a punta de martillo y ya no carburara bien. Es una expresión muy de parche, medio burlesca, pero con ese cariño paisa para vacilar al amigo.
"Parce, anoche en la rumba en Pereira quedaste tan martillado que te despediste del árbol del parque creyendo que era el Uber y hasta le diste plata al tronco."