Se dice cuando alguien está tan cansado, hecho polvo o destrozado que ya no puede con su alma y casi hay que recogerlo del suelo. Vale para resacas épicas, curros eternos o entrenos que se te han ido de las manos. Es una forma muy gráfica de decir que estás fundido, y la verdad es que tiene bastante gracia.
"Ayer de pintxos, poteo y luego garito hasta las mil, hoy estoy para el arrastre, ni para ir a por el pan a la esquina"