Se dice cuando alguien te suelta un cuento bonito pero medio trucho, adornando la verdad con florecitas para que te lo compres. Vamos, pura labia con perfume. Úsalo cuando algo suena demasiado bueno para ser cierto y te huele a chamuyo. Si te lo crees, luego no llores.
"Juan me tiró el floretazo de que ya viene mi aumento y hasta me guiñó el ojo. Ya pues, ni mi abuela se come ese cuento."