Se dice cuando te toca hacerte pana, aunque sea por conveniencia, del bachaquero para resolver algo que está escaso. Puede ser irte a la cola con él, comprarle por fuera o cuadrar el “favor” con sobreprecio incluido. Es una forma medio resignada de decir: hoy toca sobrevivir a punta de rebusque. Y sí, duele el bolsillo.
"Mijo, me voy de compadre con el bachaquero a ver si consigo harina, porque en el súper no hay nada y la cola está criminal."