En Margarita llaman macundales a todos esos cachivaches y peroles que uno carga encima cuando sale de casa. Pueden ser pertenencias útiles o pura bulla que igual te empeñas en llevar. Es como ese combo de cosas que terminas acarreando y luego piensas que mejor las dejabas en la casa, pero igual tienen su encanto.
"Lina llegó a la playa cargada de macundales, parecía mudanza playera: sombrilla, neverita, flotador de flamenco, parlante, tres bolsos y hasta la hamaca de la abuela"
Se dice de los corotos, bultos o cachivaches que alguien carga encima, normalmente más de la cuenta. Vamos, todo el reguero de cosas que llevas en la mochila, en bolsas o en la mano, como si fueras de mudanza. Es muy de la costa venezolana y suena sabroso, aunque a veces da pena ver tanto peso.
"Juanito cayó a la playa con todos sus macundales: neverita, toalla, parlante y hasta una olla. Parecía que iba a acampar una semana, no a darse un chapuzón."
En Barinas se usa para hablar de todos esos cachivaches, corotos y peroles que uno carga encima sin mucho orden. Sirve para referirse a herramientas, utensilios o cualquier trasto que terminas metiendo en el bolso o en el carro por si acaso. Es de esas palabras que suenan a desorden cariñoso, y la verdad es que tiene bastante encanto.
"Voy pa'l río con los panas y llevo todos los macundales en la maleta, hasta la olla para hacer sancocho si se arma la comedera"
En Zulia le dicen macundales a todos los corotos, bultos y cachivaches que cargas cuando te mudas, te vas de viaje o sales con media casa encima. Es el combo completo de tus cosas, desde la maleta hasta la bolsa con cargadores. Si se te pierde un macundal, prepárate para el drama.
"Llegamos a Maracaibo y el pana dejó los macundales regados en la entrada del hotel: maletas, bolsas y hasta la hielera. Yo lo vi y dije, aquí se nos pierde algo fijo."
En Anzoátegui llaman macundales a esos carros viejos, remendados por todos lados, que suenan a lata pero igual te llevan donde sea. Son como reliquias rodantes que nadie entiende cómo siguen vivos, pero ahí van, echando humo y cuento. Y hay que admitir que tienen su encanto medio suicida.
"La vaina es que mi carro nuevo se jodió y ahora ando rodando en puros macundales, con el aire dañado y la puerta amarrada con un mecate, pero igual llego a la playa."