Se usa cuando uno arma una situación que por fuera parece tranquila, bonita o controlada, pero por dentro está llena de peligros, chismes o problemas esperando explotar. Es como decorar todo bien lindo y debajo tener puro caimán esperando morder. Suena tropical, pero en la práctica es meterse en un peo innecesario, aunque a veces hasta da risa.
"Hermano, si invitamos a la ex, a la novia y a la casi algo a la misma rumba en Tucupita, vamos a montar un jardín de caimanes y después nadie nos salva del bochinche."