En Perú, decirle a alguien muñeco es soltarle un piropo: un pata bien guapo, bien arreglado, de esos que parecen de vitrina. Se usa mucho en plan coqueto o entre amigas comentando al chico que les gusta. Ojo, que también puede ir con ironía si el muñeco se cree la última Coca-Cola del desierto.
"Oye, ¿viste al nuevo profe de mate? Ese pata está de infarto, bien peinadito y todo, es un muñeco mal."
En Bogotá decir que alguien es un muñeco es decir que está muy bien arreglado, bien vestido y bien presentado, casi como modelo de vitrina. No solo es que sea guapo, también que se nota el estilito, el peinado, la pinta completa. Es un cumplido bien rolo, aunque a veces se usa medio en chiste cuando alguien se arregla demasiado.
"Uy parce, llegó ese man hecho un muñeco a la fiesta, con saco entallado, gomina y hasta pañuelito en el bolsillo, parece que fuera a grabar comercial y no a tomarse una pola."
En Meta se usa para hablar en tono medio burlón del man que se cree la última Coca-Cola del desierto, todo lindo, peinadito y bien vestido, pero que por dentro no tiene mucha cosa. Es como decir que es pura pinta y cero contenido. A veces se dice con cariño, pero igual lleva su veneno y la pullita va incluida.
"Ese Juan sí es un muñeco, parce, vive en el gimnasio, se echa más cremas que la mamá y al final no sabe ni cómo se prende una estufa"
En Norte de Santander se usa para hablar del novio o del chico que te gusta mucho, con un tono bien cursi y empalagoso. Es como decir que el tipo es tan lindo que parece de vitrina, todo consentido y mimado. Suena romántico, pero también un poco chistoso, y hay que admitir que a veces da ternura usarlo.
"Uy amiga, mi muñeco hoy se vino desde Cúcuta solo pa’ traerme empanadas y abrazos, ese man sí que me tiene boba"
Forma sarcástica de referirse a alguien que se cree la gran cosa, pero no es la última Coca-Cola del desierto.
"Ahí viene el muñeco de Juan con su chaqueta de cuero, sintiéndose el James Bond del barrio."