Se dice cuando alguien aparece con una pinta regulera y un tufo sospechoso, normalmente después de una noche de juerga, verbena o fiesta de pueblo. No es que huela literalmente a queso, es más bien ese olor a bar, cubata y pocas horas de sueño. Va con cachondeo y un puntito de colleja cariñosa.
"Chaval, has entrado en casa al amanecer y olías a queso que tiraba pa’trás. ¿Te liaste con la charanga o qué en la verbena?"