Se usa cuando alguien pide algo que no va a pasar ni de casualidad, como esperar que el bondi llegue a horario o que no haga viento en pleno invierno fueguino. Es como decir que estás esperando un milagro chiquito pero igual imposible. Y hay que admitir que la expresión tiene su encanto medio resignado.
"¿Querés que el jefe nos deje salir temprano un viernes con sol en Ushuaia? Estás pidiendo milagritos, che, bajá a la Tierra del Fuego de una vez"