Se dice cuando alguien se arma una película en la cabeza y se emociona o se ilusiona de más, como si fuera el protagonista de una novela. Es imaginarse escenarios exagerados, sacar conclusiones sin base y montarse el drama o el triunfo antes de tiempo. Muy útil para bajarle dos rayitas a alguien con cariño.
"Parce, deje de pegarse la empeliculada: por vender dos arepas ya se cree el próximo magnate del barrio y ni ha contado la plata."