Se usa para decirle a alguien que se calme y se ponga en modo actuación, ocultando lo que siente de verdad para no liarla. Es como ponerse una cara falsa para aguantar la situación sin montar drama. Muy útil cuando toca aguantar jefes, suegros o gente pesada, aunque a veces dé una pereza tremenda.
"Hermano, si el jefe empieza con sus sermones, tú tranquilo, ponte la máscara, suelta dos sonrisas y luego rajamos bien a gusto fuera."