Se dice cuando algo quedó impecable, elegante o bien hecho, como de lujo. Vale para un arreglo, un look, una comida o cualquier cosa que salió redondita. En el Meta se suelta mucho para celebrar que quedó bonito y con clase, sin ponerse intenso. Y sí, da gustico decirlo cuando todo quedó bien.
"Parce, ese asado le quedó fino, fino: la carne en su punto y hasta el vecino que nunca saluda cayó a pedir repetición."