En Aysén se usa para decir que alguien es porfiado a otro nivel, más duro que lenga vieja y que no entra en razón ni a palos. Es esa persona que se emperra con una idea y no la suelta aunque todo el mundo le diga que está cagándola. Bien patagón el término, y hay que admitir que tiene su encanto testarudo.
"Oye, quisoco, si te digo que el camino al lago no es por ahí, ¿por qué sigues metiéndote monte arriba como guanaco desorientado?"