Se dice para hablar de un rinconcito bien paisa, de esos que se sienten como casa: acogedor, familiar y con olor a tinto recién hecho. Puede ser la sala de la abuela, una fonda o un cafecito donde te atienden con cariño y algo pa’ picar. Es pura nostalgia con acento montañero, y eso siempre pega duro.
"Uy, parce, este cafecito es un rincón del paisa: tinto bien cargado, buñuelito caliente y la doña saludando como si uno fuera de la familia."