Se usa cuando alguien suelta un chisme bien jugoso, medio venenoso y lleno de mala leche sobre otra persona. Es ese comentario que mezcla verdad con veneno y te deja con la duda de si reír, asustarte o ir a confirmar el chisme. Es bien de pueblo chico, infierno grande, y hay que admitir que tiene su gracia.

"En la combi la vecina empezó con su sopa de culebra y contó que el alcalde se gasta la plata del pueblo en viajes románticos con la secretaria a Cuzco, todos se quedaron calladitos pero con la oreja parada."

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