En Cundinamarca, tumbar es cuando te engañan o te sacan más plata de la que toca, sobre todo en compras: te inflan el precio, te cobran de más o te meten un cuento y caes redondito. También vale para estafar en general. Si no preguntas, no comparas y no regateas, te tumban fácil. Y sí, da una rabia sabrosa.
"Fui a la plaza todo confiado y el man me tumbó con el aguacate: me cobró el doble y yo feliz. Cuando vi el vuelto, ya era tarde, qué embarrada."
En la tierra del Misti, tumbar no es solo derribar algo, también es dejar a la gente impresionada con tu labia, tu talento o tu pinta. Es como decir que los dejaste en shock, que los desarmaste con tu flow. Suena fuerte, pero en el día a día es más bien un cumplido, y la verdad es que tiene bastante estilo.
"Ayer en la juerga tumbé a todos con mi salsa brava, hasta el DJ se quedó pasmado y mis patas no paraban de gritar que ya parecía profesional"