Se suelta para espabilar a alguien y sacarlo de la cama o de la pachorra, como diciendo: venga, tira para arriba y ponte en marcha. Lo de pollo es un apelativo medio cariñoso, medio vacilón, muy de confianza. Sirve tanto para madrugones como para cuando estás empanao y no arrancas.
"¡Arriba, pollo! Que son las doce y sigues sobando. Vístete ya, que vamos a por sobaos y luego a dar una vuelta por el Sardinero."