En México, y muy de barrio, se usa para decir que algo está bien difícil, pesado o que se puso rudo. Puede ser un examen, una situación o hasta una persona que no se deja. No siempre es insulto, más bien es reconocer que la cosa está cabrona. Y sí, suena fuertecito, pero es útil.
"Ese examen de mates está bien canijo, ya me vi rezándole a la calculadora y pidiéndole paro al compa más ñoño del salón."