Se dice en tono de talla cuando en una junta o carrete te pasas de copas y cruzas ese punto de no retorno. Ya no estás alegre nomás, estás medio doblado y haciendo cualquier cosa, pero con humor. Sirve para admitirlo sin drama, como diciendo: ya fue, me embalé y listo.

"En el asado con los cabros me tomé dos terremotos, pasé el puente y terminé cantando cueca arriba de la mesa, con el perro de público."

Se usa en Norte de Santander para hablar de cruzar la frontera hacia Venezuela, casi siempre por los puentes internacionales, para comprar más barato, echar gasolina, comer algo distinto y armar plan. No es solo ir de compras, es toda la aventura fronteriza con los panas, con chisme, risas y a veces hasta drama migratorio incluido.

"Parce, el viernes salimos del trabajo y nos vamos a pasar el puente, compramos chucherías, llenamos el carro de gasolina barata y rematamos con una rumbita en San Antonio."

Se usa en Aysén para hablar de aguantar el chaparrón y arreglárselas cuando todo se pone cuesta arriba, sobre todo en invierno con nieve, viento y cero comodidades. Es como decir que uno se las ingenia para sobrevivir a la mala racha hasta que pase lo peor. Y hay que admitir que tiene su mérito hacerlo en plena Patagonia.

"Se nos cortó la luz, no hay señal y el camino está tapado de nieve, pero ya po, tendremos que pasar el puente con leña, mate y las pelis que dejamos bajadas."

¿Te gusta nuestro diccionario?

Además de rebuscar expresiones cañoneras, también contamos chistesitos.

Échale un ojo, si no te ríes en 10 segundos, te hacemos un descuento.

Tu cesta: 0,00 € (0 productos)
Imagen del producto

Tu Carrito de Magia

Tu carrito está vacío. ¡Adopta un Magikito!