Se suelta cuando algo es un desastre de los buenos, un caos, un desorden que da hasta pereza mirarlo. Vale para una casa patas arriba, un plan que sale regulero o una chapuza monumental. Es muy de Navarra y suena a bronca cariñosa, de esas que te salen solas al ver el percal.
"Entro a la cocina y madre mía, ¡qué chandrío! Harina por el suelo, platos hasta el techo y el perro lamiendo la salsa como si nada."