Se dice cuando algo queda aplastado, chafado o hecho puré, como una funda de papas en la mochila. En Ecuador también vale para la gente: estar apachurrado es sentirse bajoneado, sin ganas, medio triste o reventado por el día. Es bien gráfico y suena a que la vida te pasó por encima un ratito.
"Ñaño, hoy salí del camello y quedé apachurrado, ni para prender la tele tengo ganas, solo quiero caerme en el sofá y dormir."
Se usa cuando alguien se siente triste, desanimado o físicamente molido, como si lo hubiera atropellado la vida. Puede ser por una mala noticia, por cansancio extremo o porque simplemente trae la moral por los suelos. Es muy de acá decir que andas apachurrado cuando no traes ni ganas de platicar, y la neta suena bien dramático.
"No marches, compa, desde que me cortó la morra ando bien apachurrado, ni pa'l billar tengo ganas de salir con los plebes."