En Salta, decirle a alguien oso es ponerle un mote medio cariñoso y medio en cargada: el típico que cae a todas las juntadas, se prende a lo que haya y vive gorroneando. No siempre es insulto pesado, más bien una forma de marcarle la rata con humor. Si te lo dicen, llevá algo la próxima.
"Che, no seas oso, loco: caés a la juntada, te bajás toda la gaseosa y ni unas papas traés. La próxima poné para la vaquita."
En el Maule se usa para huevear con cariño a alguien que anda volado, distraído o derechamente en otra dimensión. Es como decir que va caminando por la vida sin cachar mucho lo que pasa a su alrededor, medio torpe pero tierno. No es un insulto pesado, más bien una talla entre amigos, aunque igual puede picar un poquito.
"Íbamos cruzando la calle y el oso del Pancho venía tan en la luna que casi lo atropella una micro, y todavía pregunta qué pasó, po"
En San Luis, 'oso' se le dice a esa persona algo lenta o distraída, que parece estar medio dormida y que no se entera de mucho. Como si vivieran en hibernación mental, vaya.
"Ayer el Nico estaba más oso que nunca, le dijimos que íbamos al boliche y terminó en la biblioteca."