En Colombia se usa para referirse de forma cariñosa a un niño o una niña, sin importar si tiene el pelo rizado o no. Es como decir el pelado, el peque o el mocoso que anda por ahí haciendo bulla y desorden. Suena cercano, de barrio, y según el tono puede ser tierno o medio regañón, pero casi siempre con cariño.

"Vecina, venga a ver a este chino suyo que está trepado en el techo con la manguera, va a mojar hasta al perro del portero."

En Boyacá, cuando dicen chino no hablan de alguien de Asia, sino de un niño o un pelado joven. Es una forma muy cotidiana y cariñosa de llamar a los hijos, sobrinos o cualquier mocoso del barrio. Suena cercano, de pueblo, con ese tonito boyacense que hace que hasta el regaño suene medio tierno, y la verdad tiene su encanto.

"Vea pues a ese chino de don Luis, ya está corriendo por toda la vereda como si fueran las olimpiadas y la mamá detrás gritándole que se ponga los zapatos, pero el muchachito ni caso."

En Colombia se usa para hablar de la tienda de barrio donde venden de todo, desde dulces hasta papel higiénico, muchas veces atendida por personas de origen asiático. Es una forma muy común de referirse al lugar, aunque hay que tener ojo porque puede sonar algo racista según el tono y con quién hables.

"Parce, voy al chino de la esquina a pillar unas papitas, una Pony y de paso recargo el celular, ¿quiere algo o qué?"

En la Costa Caribe, y en Cesar en particular, chino es un apodo súper cariñoso para los niños, casi siempre para el propio hijo o el de alguien cercano. No tiene nada que ver con nacionalidades ni rasgos físicos, es puro afecto costeño. Es como decir mi pelado o mi pelao, pero con ese saborcito de familia y barrio.

"Oye, ¿viste a mi chino allá en la plaza? Ese pelao no suelta el balón ni pa' comer, va a salir más crack que James, ya tú verás."

Forma cariñosa de referirse a un niño o chiquillo por estas tierras. Se usa con familiaridad y buen rollo.

"Oye, chino, pasa la pelota que vamos a echarnos una partida de fútbol en el potrero."

En Bolívar se usa chino para hablar con cariño de un niño pequeño, sobre todo si es inquieto, travieso y parece que nunca se cansa. También puede usarse para referirse a muchachos jóvenes que trabajan duro en el campo o en faenas pesadas. Es de esas palabras que suenan familiares, como de pueblo donde todo el mundo se conoce.

"Mira a ese chino, desde las seis de la mañana ayudando a cargar sacos y todavía tiene pila pa' estar jugando fútbol en la calle como si nada."

En Cundinamarca y en buena parte de Colombia se usa para referirse de forma cariñosa a un niño o a un muchacho joven. No tiene nada que ver con que sea de China ni con su origen, es pura costumbre popular. Suena cercano, de barrio, como cuando la vecina chismosa llama a todos los pelados del conjunto igual.

"Veci, ¿usted sí vio que el chino de la 302 se tiró la piscina inflable en plena portería y dejó al celador empapado?"

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