Se usa para decir que alguien está llenísimo de pendientes, broncas o chamba, como si ya no le cupiera ni una hoja más en la agenda. Es una forma creativa de decir que estás saturado, rebasado por todo lo que traes encima. Suena medio ñoño pero tiene su encanto cuando ya no sabes si reír o llorar.

"Güey, ni me invites a la carnita asada, ando hasta el libro con la chamba, los morros, la tesis y el carro descompuesto en plena Gonzalitos"

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