Irse de aguapanela con queso

En Boyacá se dice cuando alguien se va a toda prisa, como escapándose o saliendo disparado sin dar mucha explicación. Es ese “me abro ya” pero con saborcito a aguapanela y quesito, bien de casa. Sirve para cuando te pillan en algo, te da pena o simplemente te dio la corredera.

"Apenas sonó el timbre y el celador asomó la cabeza, los pelaos guardaron el parlante y se fueron de aguapanela con queso, ni el polvo dejaron."

Arremangar

En Boyacá se usa como ponerse serio y arrancar a camellar de verdad, con ganas y sin tanta carreta. Viene de la idea literal de subirse las mangas para meterle mano a algo pesado o que ensucia. Sirve para trabajo, arreglos, cocina o lo que toque. Es como decir: ya, menos cuento y más acción.

"Bueno, sumercé, deje la carreta y arremanguemos, que ese asado al piso no se hace solo y ya está haciendo hambre el parche."

Todavía de pronto

Expresión bien boyacense para responder cuando no tienes ni idea de si algo va a pasar, pero tampoco quieres matar la ilusión. Es como decir: quién sabe, de pronto sí, todavía hay chance. Suena a optimismo prudente, de ese que no promete nada pero deja la puerta entreabierta. Muy de pueblo, muy querida.

"¿Será que el profe sí cancela el parcial por la lluvia? Todavía de pronto, mijo, rece y lleve ruana por si acaso."

Helarse

En Boyacá, helarse es quedarse frío de verdad por el clima, o quedarse tieso del susto cuando algo te sorprende. Vale para el cuerpo y para la cara que se te queda cuando te salen con una locura. Muy de tierra fría, donde el viento te cachetea y la vida también.

"Parce, con ese ventarrón en la plaza me estoy helando, y pa’ rematar el profe dijo que había parcial sorpresa. Me helé completo, ni el tinto me salvó."

Tramo

En Boyacá, decir un tramo es hablar de un ratito, un pedazo corto de tiempo o incluso una distancia breve. Sirve para pedir paciencia o para decir que algo es rápido, sin tanto drama. Vale para el tintico, para esperar a alguien o para caminar un poquito. Suena bien campesino y bien querido.

"Espéreme un tramo, ya me tomo el tintico y salimos volados pa' la plaza, que si no, se nos va el bus y quedamos viendo un chispero."

Solapao

Se le dice al que es vivo, mañoso y medio tramposillo, pero lo hace calladito, con disimulo, como si no rompiera un plato. Es el típico que se las arregla para sacar ventaja sin que lo pillen, y cuando lo encaran se hace el inocente. No siempre es insulto fuerte, pero sí va con pullita.

"Ese Pedro es un solapao, se hace el bobo y cuando uno mira ya se coló en la fila y hasta repitió la sopa en el almuerzo."

Metiraca

En Boyacá se dice metiraca para hablar de comer con una ansiedad brava, como si te fueran a quitar el plato. Es tragarse la comida a toda mecha, sin pausa y con ganas, normalmente porque vienes muerto de hambre. Suena muy de tierra fría y de paseo largo. Y sí, da risa oírlo en la mesa.

"Llegamos del páramo con un hambre berraca y apenas sirvieron el cocido, todos a la metiraca, ni tiempo de soplar la papa."

Zarandear

En Boyacá, zarandear se usa para decir que alguien anda inquieto, acelerado o que no se queda quieto ni un segundo, como si tuviera un motorcito prendido. No es tanto sacudir a alguien, sino estar zarandoso, dando vueltas y metiéndose en todo. Sirve para niños, primos intensos y hasta para uno mismo.

"Juanito amaneció re zarandoso, no se sienta ni pa’ comer y ya va por la tercera vuelta a la cuadra, ¿qué se tomó ese chino?"

Deje así

Se dice para cortar el tema y dejar las cosas como están, sin pelear ni darle más vueltas. Es resignación con un puntito de sabiduría campesina: mejor no moverle porque no vale la pena, o porque ya sabes que no va a cambiar nada. Muy de cuando uno suelta el suspiro y sigue derecho.

"Íbamos a reclamar por el recibo carísimo y mi papá miró la cuenta, resopló y dijo: Deje así, mijo, que pelear con eso es perder la tarde."

Quedar como un pintado boyaco

Dicho bien boyaco para cuando alguien se queda ahí, tieso y medio pintado, sin saber qué hacer o sin encajar en el plan. Es como estar de adorno mientras el resto se mueve, habla o se goza la vuelta. Se usa mucho para describir esa incomodidad de quedarse quieto, mirando, como si no fuera con uno.

"Todos en la rumba dándole duro al perreo y yo en una esquina, quietico, quedé como un pintado boyaco, ni sabía pa’ dónde mirar."

Raspa'o

En Boyacá se usa para hablar de un regaño leve, una llamada de atención suave o una crítica con cariño, de esas que no duelen pero te dejan derechito. Suele venir de la mamá, la abuela o algún mayor cuando te pillan en una. No es bronca pesada, es más bien un jalón de orejas con amor.

"Me cayó un raspa'o de mi mamá por estar pegado a la tele y dejar la tarea botada, y yo ahí haciéndome el loco como si nada."

Corazonear

En Boyacá se dice cuando alguien anda echándole los perros a otra persona, pero con intención de algo serio, no solo de coqueteo barato. Es ese plan de conquistar con detalles, miraditas y mucha amabilidad, como quien se hace el inocente pero ya va tirando corazón. Suena tierno, pero también bien evidente.

"No se haga, vecino: anoche lo vi bien juicioso corazoneando a la Lolita, con chocolatina, flores y hasta ofreciéndole llevarla en la moto."

Tenerlo en tendencia

Se dice cuando alguien sigue pegado a una moda, gusto o costumbre que ya pasó de largo, como si el tiempo no le hubiera avisado. Es una forma medio burlona de decir que anda desactualizado, pero con cariño. Vamos, que el man vive en otra época y todavía lo presume como si fuera lo último.

"El parcero llegó con pantalón de campana y un casete en la mano, dizque lo tiene en tendencia. Quedó más retro que un Walkman en plena rumba."

¡Joda, qué berraquera!

Expresión bien colombiana para soltar admiración a lo grande. Se usa cuando alguien hace algo impresionante, ya sea por fuerza, valentía, aguante o puro trabajo duro. Es como decir qué crack o qué bestia, pero con sabor de pueblo y emoción real. Ojo que joda puede sonar fuerte, pero aquí va de asombro.

"El man se echó la cosecha al hombro, arregló el tractor y todavía le quedó tiempo pa' una pola. ¡Joda, qué berraquera!"

Jalar la vara

En Boyacá se usa para decir que alguien captó la indirecta o entendió el mensaje sin que se lo expliquen con plastilina. Es como agarrar el hilo de la conversación al toque, sobre todo cuando hay chisme, doble sentido o una intención escondida. Si no jalas la vara, te quedas mirando como si nada.

"Le solté a Juan que María andaba preguntando por él y, de una, jaló la vara. Se acomodó la chaqueta, se peinó con la mano y hasta pidió tinto, todo sonriente."

¡Qué jartera!

Se dice cuando algo te da una pereza monumental o te tiene mamado de lo aburrido, repetitivo o cansón. Es como soltar un ay no más con sabor boyacense, perfecto para quejarse sin armar drama. Suele salir con cara larga y un suspiro, porque la vida a veces se pone bien jartera.

"¡Qué jartera! Otra vez reunión a las siete, y el jefe hablando una hora de lo mismo, qué mamera."

Papayazo

En Boyacá se dice papayazo cuando alguien deja una oportunidad servida por un descuido, y otro la puede aprovechar. Es el típico momento de no dar papaya: dejar el celular botado, la puerta sin seguro o la billetera a la vista. No siempre implica robar, a veces es solo quedar regalado. Y sí, da rabia.

"Parce, usted sí es mucho papayazo: dejó el celular cargando en la tienda y se fue. Después no llore si se lo vuelan, mijo, pilas pues."

Zapatero

Apodo para el que se mete a hacer algo que le queda grande, ya sea un cargo, una tarea o un plan que no le da. Viene de la idea de zapatero a tus zapatos, o sea, dedíquese a lo suyo y no se las dé de experto. En Boyacá suena regañón, pero con ese humor seco de la tierrita.

"Mijo, no sea zapatero queriendo manejar esa moto, si usted todavía se enreda hasta pa’ arrancar la bicicleta en la loma."

Ajizar

Verbo bien de Boyacá para decir que hay que apurarse, meterle pata o hacer algo a toda velocidad. Se usa cuando el tiempo aprieta y toca moverse ya, sin tanta vuelta. A veces suena a regaño cariñoso, como de mamá o de vecino: deje la pereza y ajice, mijo.

"Mijo, ajice con ese almuerzo que ya van a dar la novela y usted ahí, echando cuento como si el tiempo no valiera."

Tener jartera

Se dice cuando te da una pereza brava o un desgano total para hacer cualquier cosa, incluso lo más básico. En Boyacá suena muy de casa, como cuando amaneces sin pilas y todo te da mamera. No es que estés enfermo, es que andas con jartera y ya, qué más.

"Parce, hoy tengo una jartera la berraca: iba a lavar la loza y terminé tirado en el sofá viendo el techo. Hasta salir por un tinto me da pereza."

Sangarutear

Verbo bien de Boyacá para decir que te vas a dar una vuelta sin rumbo, sin afán y sin plan fijo, como quien sale a mirar vitrinas, echar chisme suave o matar el tiempo. No es perder el tiempo por pereza, es más bien pasear tranquilo, dejando que el día te lleve. Suena a plan sencillo y sabroso.

"Hoy salgo a sangarutear por Tunja, a ver si cae un tintico, una almojábana y de paso me encuentro a alguien pa’ echar cuento."

Guandoca

En Boyacá se usa para decir que alguien anda ido, despistado o en la luna, como si estuviera en otro cuento y no pescara nada de lo que pasa alrededor. Es esa palabra que sueltas cuando el otro se queda mirando fijo, responde tarde o mete la pata por estar distraído. Suena chistosa y bien de pueblo.

"Oiga, ¿y usted por qué se quedó mirando el techo? Le hablé tres veces y nada. No sea así, mijo, ¿qué, anda en la guandoca o qué?"

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