Verbo chilango para cuando alguien se pone de sabiondo y quiere mandar o dar cátedra sin que nadie se lo haya pedido. Es el típico que llega, opina de todo, reparte órdenes y se cree experto en la vida, aunque no pinte nada. Suena medio burlón y sirve para bajarle tantito los humos.
"No manches, apenas llegó al equipo y ya anda aguacateando con que él sabe cómo se hace todo. Relájate, compa, ni te conocen y ya quieres mandar."
En Jalisco se usa para hablar de la banda que se arrima sin ser muy invitada, casi siempre buscando algo gratis. Es ir a un lugar sin plan ni confirmación, nomás a ver qué se pesca, ya sea comida, chupe o algún favor. Es como ser gorrón pero con sonrisita y buena labia, a ver si cuela.
"Ya llegó el Chuy a aguacatear, ni avisó que venía y ya se sirvió tres tacos y una chela como si fuera el cumpleañero."
En Michoacán se usa para decir que alguien se queda todo incómodo, tímido o fuera de lugar, como aguacate verde que todavía no está listo para el guacamole. Es esa vibra rara cuando no sabes qué hacer con las manos, ni qué decir, y solo quieres que te trague la tierra. Y la neta, suena chistoso aunque estés sufriendo.
"Fuimos a la fiesta del pueblo y Juan se puso a aguacatear bien gacho cuando la morra que le gusta le habló, nomás se quedó ahí parado abrazando su vaso de tepache."
En Baja California se usa para hablar de la gloriosa actividad de no hacer nada, pero con flow. Es como tirarte en el sillón, dejar que la vida pase y tú ahí, bien a gusto, como aguacate madurando sin prisas. Es básicamente flojear con estilo, y la neta suena hasta saludable.
"Wey, ya estuvo de andar en friega toda la semana, el domingo me voy a quedar en la casa aguacateando con mi cobija, Netflix y un montón de antojitos."